Otras habilidades
Más allá de que la intuición constituye una vía de descubrimiento muy ancha, el directivo debe creer firmemente en que brindar coaching es posible. Debe estar convencido de que las personas pueden obtener por sí mismas sus propias respuestas.
Generar acción y aprendizaje es otra habilidad que desarrolla un buen coach. Efectivamente, todo coaching debe conducir necesariamente a la acción. A una acción concreta, medible y alcanzable por parte del colaborador. El directivo tiene que hacer ver al colaborador el precio de sus decisiones, lo que va a conseguir con esas acciones y a lo, al mismo tiempo, debe renunciar.
La paciencia es una habilidad trascendental en este punto. Paciencia para no subvertir ese nuevo rol directivo, un rol en que ya no se dispone de las respuestas, un rol de neutralidad. Pero al mismo tiempo es un rol realista, que toca firmemente con los pies en el suelo y que es consciente de hasta qué punto las acciones generadas por el colaborador contribuyen a solucionar el problema.
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